Seguidores

jueves, 7 de julio de 2011

Solidaridad


¿ DE QUÉ MANERA CUIDARAN
 LOS NIÑOS(AS) Y JÓVENES
  SU COMUNIDAD ?

Por: Carlos Humberto Ruiz Ramírez

 
Vivir en comunidad hoy más que nunca es una realidad; prueba de ello es la propiedad horizontal, los parques comunales, los centros recreacionales, etc. Tratar de vivir aislado del mundo, hoy, es una verdadera utopía, en el sentido de lo imposible, de lo irrealizable. La población ha crecido tanto que su concentración en los centros urbanos nos obliga a hacer parte de una comunidad.
La comunidad sin duda alguna, influye en la calidad de vida del grupo familiar, por lo que es necesario que los integrantes de la familia se involucren en las distintas actividades que la comunidad desarrolle. De esa manera los hijos aprenden a relacionarse con los demás y adquieren hábitos que conformarán sus estilos de vida.

La familia transmite los primeros patrones de comportamiento, como valores y actitudes del entorno socio cultural al que pertenece, por lo que vale la pena preguntarse: Cuáles comportamientos creemos que deben aprender los niños(as) y los jóvenes, que los ayuden a formarse como personas útiles a sí mismos y necesarios para la sociedad?

El modelo familiar más común en la sociedad occidental y urbana es el de la familia “nuclear”, es decir, el que está conformada por el padre, la madre y los hijos. Sin embargo, este tipo de familia hoy se ha transformado y la sociedad se está adaptando a nuevas formas de organización familiar. Debemos tener en cuenta que en la modernidad las madres ayudan económicamente a los hogares y por eso salen de sus hogares a trabajar. Las madres también al convertirse en cabeza de hogar y ante la ausencia del padre, juegan el doble rol de padres y madres. La comunidad y la institución educativa deben entonces responder de manera acertada a esta nueva situación del grupo familiar, que en ciudades como Bogotá ha venido primando.
 
Entre las funciones que debe cumplir el grupo familiar, podemos destacar las siguientes:                   ​                              ​                              ​                             
 Como una de las más importantes, está la de brindar amor, afecto y ternura. La socialización, reconocida por la importancia de inculcar en los hijos valores y principios de convivencia, que los prepare como seres sociales tanto en la familia como en las relaciones con los demás. Proporcionar lo necesario para que el niño(a) disfrute de bienestar físico, mental y afectivo. Garantizarle a los hijos la educación tanto en valores como la educación formal en la Institución. Potenciar el desarrollo de la libre y responsable autonomía de la personalidad en los hijos, lo que determina, construir un referente de autoridad sin excluir el que se desarrollen como personas independientes. En el seno familiar sus integrantes pueden presentar a menudo contradicciones, pero la forma como estas se solucionen, enseñará a resolver pacíficamente los conflictos para cuando los hijos tengan que vivir en espacios diferentes al familiar. Promover el sentido de la solidaridad, la pertenencia, el cuidado del ambiente y la participación no solo en el seno de la familia, sino en todos los ámbitos en los que el hijo tenga la posibilidad de actuar, ya sea en el conjunto, en el barrio, el parque y demás lugares donde interactúe con el entorno.

La solidaridad es uno de los valores más importantes para convivir en sociedad. Un niño(a) o un joven solidario, es capaz de compartir la buenaventura y las penurias con los demás, estando también en capacidad de ayudar a resolver los conflictos en paz, con justicia y equidad. Para generar este valor tan importante en nuestros hijos, solo tenemos que estar en disposición de dar ejemplo: un padre y/o una madre solidarios tendrán hijos solidarios.