PRESENTACION
Cuál es "el rol que las Regalías deben jugar en la
construcción de la paz de Colombia”, se pregunta Antonio Hernández Gamarra en el informe sobre "Evaluación del Sistema General de Regalías"[1], a tres años de haberse
instaurado el sistema en Colombia; problema que mantiene vigencia aún hoy con
mayor razón al quedar establecido en el Acuerdo
Final de Paz (2016) que un monto significativo de la financiación del Estado
para la paz provendría de los saldos de la liquidación del Fondo Nacional de Regalías.
La inversión del
Estado en la construcción de la paz de los colombianos es una de las
diferencias que distingue a los debates entre quienes se manifestaron a favor
de los diálogos de negociación por la paz en el gobierno de Santos y quienes
estuvieron desde el principio siempre en contra. Cuando en la mesa de
negociación llegaba el momento de tasar el costo de lo acordado lo recurrente
por parte de los adversarios de la paz fue el argumento de la inexistencia de
presupuesto del Estado para financiarlo. Y aunque se llegó a algunos acuerdos,
era previsible que en la implementación
de los mismos, por tratarse de un proceso que implica la sucesión de varios
gobiernos, eran de esperarse los reparos monetarios y hasta las mezquindades
financieras de los sectores de clase dominante representados en el Estado
colombiano a la hora de invertir en la construcción de la paz.
Tal es lo que el país
ha estado constatando desde el mismo momento de la firma del Acuerdo: en lo
acordado en las zonas y territorios de las regiones del país en el que se
concentraron los ex-combatientes; en el desembolso de los recursos financieros
para la campaña electoral; en la destinación de los recursos para financiar la
iniciativa de índole cooperativo y productivo, así como el Centro de Pensamiento
de los integrantes del nuevo partido político; la financiación de las emisoras
y los proyectos comunicacionales para la pedagogía de la paz, así como las
diversas inversiones de desarrollo social necesarias en las distintas regiones
del país que se derivan del Acuerdo Final de Paz.
Con todo y aún así, el Acuerdo Final para la Construcción en Colombia de una paz estable y duradera es el principal referente programático de la política hoy en el país. Es la “hoja de ruta” que guiará las acciones públicas de los trabajadores y de la ciudadanía en esta etapa de lucha por las transformaciones democráticas de Colombia. Por eso, toda medida gubernamental o toda política de Estado hoy en el país está referida, directa e indirectamente, a los contenidos de dicho Acuerdo Final: la implementación de los acuerdos en el tema de tierras, en participación política, en la solución al problema de las drogas ilícitas, en el tema de víctimas, en la Comisión de la Verdad y la Memoria, en jurisdicción especial de paz, en el capítulo Étnico, entre otros. En esta herramienta se encuentra la fuente para dirimir los conflictos y diferencias sobre la interpretación del propio proceso desplegado de construcción de paz. ¿Habrá en los actores sociales y políticos la suficiente voluntad para apropiarlo culturalmente y usarlo creadoramente? Y, con relación a los problemas de recursos nacionales que seguirán presentándose como argumento para construir la paz ¿cómo contribuirá a su solución la transición del Fondo al Sistema General de Regalías? La discusión y el debate están abiertos. H.M.
Con todo y aún así, el Acuerdo Final para la Construcción en Colombia de una paz estable y duradera es el principal referente programático de la política hoy en el país. Es la “hoja de ruta” que guiará las acciones públicas de los trabajadores y de la ciudadanía en esta etapa de lucha por las transformaciones democráticas de Colombia. Por eso, toda medida gubernamental o toda política de Estado hoy en el país está referida, directa e indirectamente, a los contenidos de dicho Acuerdo Final: la implementación de los acuerdos en el tema de tierras, en participación política, en la solución al problema de las drogas ilícitas, en el tema de víctimas, en la Comisión de la Verdad y la Memoria, en jurisdicción especial de paz, en el capítulo Étnico, entre otros. En esta herramienta se encuentra la fuente para dirimir los conflictos y diferencias sobre la interpretación del propio proceso desplegado de construcción de paz. ¿Habrá en los actores sociales y políticos la suficiente voluntad para apropiarlo culturalmente y usarlo creadoramente? Y, con relación a los problemas de recursos nacionales que seguirán presentándose como argumento para construir la paz ¿cómo contribuirá a su solución la transición del Fondo al Sistema General de Regalías? La discusión y el debate están abiertos. H.M.
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