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sábado, 11 de febrero de 2012

Seminario ideológico PDA, Localidad 8ª, Ponencia



UN POLO QUE CONJUGUE LO LOCAL Y LO GLOBAL 
EN EL DESARROLLO DE UN PROYECTO POLITICO 
DEMOCRATICO QUE EXIGEN LOS HABITANTES 
DE LA CIUDAD Y EL PAIS
(Material borrador en desarrollo)

PRESENTACION

Examinar la experiencia social reciente (últimos 8 años) del PDA en la Localidad 8ª, exige una postura evaluativa de la temática y problemática eludida (o no suficientemente tratada) en los últimos eventos del Polo, es decir, de su relación ( o de la ausencia de una adecuada o eficaz relación) con los movimientos sociales; para lo que se propone como necesario a su vez, sostener la perspectiva de la Localidad y Ciudad de derechos como terreno social desde el cual son situables el desarrollo humano y los Derechos Humanos, como concepción general y práctica social de una democracia radical y un humanismo universalista que los fundamenta y le dan sentido hoy en la comunidad internacional, en la cual tiende a insertarse la ciudad y el país, mediante la llamada globalización de los procesos sociales.

La administración pública de la Localidad 8ª y la ciudad se debilitó y perdió el ritmo de agilidad social iniciado a mediado de la década del 90 y que a partir de mediados de 2005 se esperaba acelerar adelantando  procesos de reforma administrativa (Acuerdo 257/06: restructuración del funcionamiento de los organismos y entidades Distritales) e institucional (Decreto 448/07: estructuración del sistema distrital de participación ciudadana), así como iniciativas de intervención ciudadana en la definición del gasto público (Presupuesto Participativo), iniciativa en la que la Secretaría de Educación Distrital mantuvo el liderazgo con el establecimiento del programa de los presupuestos participativos en educación (Resolución 280/10). Sin embargo, estos esfuerzos pioneros sectoriales, lógica y difícilmente eran suficientes para invertir la inercia social y la mentalidad excluyente y antidemocrática como acostumbradamente se ha conducido a la localidad y la ciudad. Hay hoy más que antes la necesidad de abordar y explicar las razones de lo sucedido a la luz de tradiciones sociales, principios reguladores y valores orientadores de la acción social, para entender lo acontecido y orientar la acción política y la actividad cultural transformadora de las viejas prácticas políticas que impiden el desarrollo social progresivo.

Cuando se examina la acción de la administración pública Distrital en la localidad, mediante sus instituciones, sus programas y proyectos, sus funcionarios y contratistas, es evidenciable un enfoque y tendencia a suponer la existencia del movimiento social, habitado en la localidad por personas, líderes o dirigentes organizados, organizaciones sociales y populares colectivas existentes. Suponen su existencia cuando a ellos dirigen sus programas y proyectos, pero no se las considera de manera seria y responsable en sus demandas de constitución y acción social. Diríamos quizá que la administración pública no tendría por qué hacerlo, pues históricamente la administración pública ha obrado de manera divorciada del movimiento social y las organizaciones sociales, especialmente de las organizaciones populares, pues lo que es constatable siempre es la existencia de una enorme deuda social de la administración para con la sociedad y sus habitantes, para con sus usuarios y ciudadanos. Históricamente es observable que entre la administración pública y el movimiento social y las organizaciones populares se ha sostenido una relación conflictiva de desencuentros, ilegitimidades, anti-democracia. En parte es lo que explica el estilo contestatario de la movilización social y la constelación de paros cívicos que ha caracterizado a la ciudad y al país en las últimas décadas; movilizaciones sociales y paros cívicos en los que ha Localidad 8ª ha escrito en la historia social páginas que habría que recobrar como parte de su identidad y memoria histórica.  

Pero en los últimos 8 años los habitantes bogotanos y sus localidades podían albergar la esperanza fundada que la administración pública Distrital, en cabeza del Polo Democrático Alternativo, considerara de manera distinta sus demandas y exigencias sociales; sus voceros y dirigentes ostentaron y se reclamaron ser representantes y procedentes del movimiento social y de las organizaciones populares. De aquel divorcio entre la administración pública Distrital y el movimiento social y sus organizaciones sociales, se esperaba una reconciliación que comenzara a saldar esa deuda pública social generadora de esa conflictualidad autodestructiva de los habitantes de la ciudad y sus localidades; por tanto se esperaba que esa reconciliación se tradujera en programas, proyectos y acciones públicas que hiciera emerger la dignidad postergada de la persona habitante de la localidad, del usuario de servicios públicos, del ciudadano portador de facultades constituyentes que integra al movimiento social o a las organizaciones sociales. Y en el desarrollo y pretendido cumplimiento de esas expectativas en el marco de la administración pública realizada por el PDA, lo que sobrevino fue el desencadenamiento de un conjunto de traspiés administrativos y políticos que no lograron preverse ni controlarse oportunamente; y en consecuencia también el aprovechamiento de los adversarios y enemigos de esa ocasión para mediante los aparatos de información evidenciar las flaquezas del PDA como proyecto político en construcción.

Y ¿en realidad no podía preverse lo que sobrevino? ¿no era posible que el PDA controlara la conducción de la crisis de la administración de la ciudad y la propia quiebra interna del Polo?